Imagine por un momento que usted es el único agente de la ley en un pequeño pueblo. Sucede que usted atrapa a un criminal y lo coloca en la pequeña cárcel local. En un juicio el juez lo condena a purgar varios años en la cárcel y le da a usted la orden de llevar al reo a la penitenciaria central. Ahora usted es el responsable de velar por la comida, la recreación, higiene y seguridad del convicto. Usted no puede salir a pasear y distraerse pues periódicamente debe revisar la celda para ver que todo está bien. Si quiere salir debe esposar al criminal y llevarlo consigo donde sea que vaya. Sin proponérselo, usted ha perdido su libertad junto con el criminal.
Esto es precisamente lo que sucede cuando nos negamos a perdonar. Hemos sido víctimas de alguna maldad, pero asumimos personalmente la responsabilidad de hacer justicia y a cualquier lugar donde vamos, estamos emocionalmente atados a esa persona.
En algún punto del proceso perdimos la libertad, y ahora somos esclavos, en alguna manera, de nuestro agresor. Es por eso que muchas personas pierden la vida en el odio, por la falta de perdón. ¿Cuál es la solución? La solución consiste en tomar al convicto y llevarlo a la penitenciaria central y dejar que un sistema de justicia más grande que nosotros mismos se haga cargo del cumplimiento de la condena. Y esto es precisamente el perdón, renunciar al derecho que tenemos de vengarnos nosotros mismos, y dejar lugar a la ira de Dios. Eso es exactamente lo que nos dice Romanos 12:19 “Queridos hermanos, no tomen venganza ustedes mismos, sino dejen que Dios sea quien castigue; porque la Escritura dice: “A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré, dice el Señor.” DHH.
la pregunta que te estas haciendo a estas alturas es ¿y como perdono?, ¿como me saco esto que llevo dentro?, pues bien, vamos a usar una tecnica infalible, si la sigues, estaras libre de esa atadura muy pronto. es una tecnica de 4 pasos.
PRIMER PASO: ESCUCHA ATENTAMENTE TUS EMOCIONES, IDENTIFICALAS.
reconocelo, ¡estas herido(a), te duele, y lo has estado escondiendo, si eres hombre, es muy comun eso de "los hombres no lloran" y a muchas mujeres se les ha educado tambien para no mostrar a nadie sus sentimientos, la verdad es que mientras mas los tengas guardados, mas se pudren, y peor es el olor y la herida se infectara mas y mas.
Jesus, el mas grande de los mas grandes, revelo sus sentimientos, cuando estaba triste, y angustiado.
.“Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.” Marcos 14:32-33
SEGUNDO PASO: EXPRESA TUS SENTIMIENTOS CON TOTAL SINCERIDAD A DIOS, Y , A UN AMIGO(A)
ya identificaste exactamente como se encontraban tus sentimientos, ahora exprésalos tal y como son, sácalos de allá dentro, háblalos, desembucha.
Si usted quiere sanar su corazón, debe mostrar sus sentimientos con algún amigo(a) o amigos que tengan la madurez cristiana para ayudarle. pero no solo eso sino que también usted debe entablar una honesta conversación con Dios acerca de su estado emocional. no importa si llora, o si llora mucho, y sienta mucho dolor. Esto es algo bueno, porque las lágrimas son el sistema de drenajes del alma.
cuando usted hace esto, esta comenzando su sanidad, Jesús se refugió en sus amigos y en Dios. “Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.” Marcos 14:34-37.
no tardes entonces en buscar ese amigo maduro espiritualmente, y vaciar tu corazon tal cual está, no con cualquier amigo, ni con el o la compinche... solo te meterá en problemas, si una perdona que sea madura en el cristianismo. y luego desahógate en oración, delante de Dios no aparentes ni te entieses, solo se tu, expresa delante de Dios tus sentimientos tal y como están, sin adornos ni religiosidades.
TERCER PASO: RENUNCIA A TU DERECHO Y DESEO DE VENGANZA.
Dios nos ha configurado con una noción de justicia que nos conduce a desear que aquellos que nos han ofendido reciban exactamente el mismo daño que nos han causado. Pero debido a que nosotros mismos hemos ofendido a otros, hemos sido descalificados para hacer justicia por nuestras propias manos y debemos dejar lugar al justo juicio de Dios.
Jesús nos dio el ejemplo. Esta siendo injustamente maltratado pero guarda su corazón del rencor. Veamos lo que nos dice la Biblia:
“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.” Lucas 23:34-37
usted necesita entregar ese peso emocional, y permitir así que Dios sea quien se encargue del caso, usted puede descansar sabiendo que Dios lo hará.
CUARTO PASO: TOMA LA DECISIÓN UNILATERAL DE DEVOLVER BIEN POR MAL
hacer cosas buenas a favor de aquellos que nos han ofendido.
“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Romanos 12:17-21
Es necesario que disciplinemos nuestro corazón a hacer algo bueno a favor de aquellos que nos han ofendido. Esto tiene como objetivo:
o Que verifiquemos si nuestro corazón está limpio y que no guarde ningún rencor.
o Que comprobemos que hemos entregado ese sentimiento en las manos de Dios.
o Hacer reflexionar a nuestros ofensores.
Hay situaciones en donde la relación está tan dañada que aún sería peligroso el sugerir que una persona se acerque a su ofensor, y en este caso no debe sentirse obligado a hacer algo bueno a favor de quien lo ha herido. Es por ello que el versículo 18 de Romanos 12 dice: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres,” implicando que hay ocasiones en las cuales no será posible.
TODO LO ANTERIOR TENIENDO EN CUENTA QUE:
Perdonar no depende de la actitud del ofensor.
Perdonar no es olvidar
Perdonar no es confiar
Perdonar SI es dejar ir nuestro deseo de venganza
Perdonar SI reconoce que hay una deuda pero la deja ir
Le sugerimos la siguiente oración para perdonar:
Amado Señor, quiero reconocer que ___________ (el nombre de la persona) me ha ofendido y me ha causado mucho dolor. Y por esa razón me siento __________ ________ _________ (identifique sus sentimientos). Quiero reconocer que ya no aguanto más. Esta carga es sumamente pesada y ya no la quiero llevar. Perdóname por el deseo de venganza que he tenido hasta hoy y entrego a ti a esta persona que me ha causado daño. Te cedo la responsabilidad de darle su merecido. Tu eres más justo que yo y sabes qué es lo que se merece. Y sé que le darás su justo pago. Te pido que sanes mi corazón y quites todo el enojo, la tristeza, ira y amargura que esto ha generado. Dame tu vida en abundancia. Quiero tu paz. Dame las fuerzas para no ser vencido de lo malo y vencer con el bien el mal. Oro esto en el nombre de Jesús. Amén.
BENEFICIOS PERSONALES DE PERDONAR
1. Mejor salud: las investigaciones demuestran que el resentimiento y la falta de perdón aumentan la presión sanguínea, bajan las defensas del organismo, fomentan la depresión y causan mucho estrés.
2. Prevención del cáncer: los estudios desvelan que el cáncer tiene como punto de partida aflicciones o traumas no resueltos y acontecidos entre cinco y siete años antes de que se declare. El perdón puede interrumpir el avance energético de la enfermedad en el cuerpo
3. Más energía: se consume mucha energía para mantener reprimidos o suprimidos sentimientos como la ira, la culpa, el resentimiento, la decepción, el deseo de venganza, etc. Perdonar libera una increíble cantidad de energía que entonces queda disponible para el presente.
4. Mejores relaciones: cuando soltamos la necesidad de condenar o perdonamos a otros nos sentimos mejor y nos resulta más fácil estar con ellos. Nuestras relaciones mejoran automáticamente.
5. Más libertad: el perdón nos libera del dolor del pasado, del lastre emocional y entonces podemos de verdad ser nosotros mismos.
6. Autopotenciación: cuando perdonamos recuperamos el poder que previamente otorgamos a los demás de hacernos sentir mal y nos damos cuenta de que podemos elegir sentirnos como decidamos. Entonces tenemos el poder de crear la vida que queremos.
7. Crecimiento espiritual: crecer espiritualmente es imposible si nuestro corazón está contaminado por la envidia, el enfado, los celos, los juicios, la crítica o cualquier otra forma de “no-perdón” que nos mantiene en un nivel de vibración bajo. Es una enseñanza común a todas las tradiciones espirituales.
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