martes, 18 de octubre de 2016

PROCLAMAS PARA EL EJERCICIO CONTINUO DE SU FE


Esta es probablemente la manera más eficaz para lidiar con las mentiras y acusaciones con las que el enemigo bombardea nuestra mente. La mente es el principal campo de batalla en todos los conflictos de esta naturaleza. Cuando nuestra mente responde activamente a la palabra que estamos proclamando, internamente, no se deja espacio para los pensamientos e insinuaciones negativas del enemigo.
Sin embargo, en todo esto debemos tener cuidado de reconocer nuestra continua dependencia del Espíritu Santo. De otra manera, la mente carnal puede reducir estos principios a un "sistema" en el cual Dios desempeña la función de un "distribuidor automático en el cielo". Es obvio que esto es una caricatura de la relación de un creyente con Dios.

Pudiera existir una amplia brecha entre la forma en que nos vemos y el modo en que el Espíritu Santo nos ve. Pudiera ser que estemos pensando en lo que deseamos, mientras el Espíritu Santo ve lo que necesitamos. Él es el único en quien se puede confiar para dirigir a cada uno de nosotros al tipo de proclamación que viene bien con nuestra situación individual y nivel de fe. De esta manera, Dios puede llevar a cabo su propósito en nuestra vida.





Con esta advertencia, citare como simples modelos, algunas proclamas, solo como modelo, y que tú, podrás usar pero puedes sacar las tuyas basándote en Las escrituras, dependiendo de las situaciones en que sean apropiadas. Hasta donde sea posible, "personaliza" las escrituras, proclámalas en primera persona del singular o del plural según sea el caso, Por ejemplo, si empieza con el pronombre "ustedes" o "vosotros", cambiar por "yo" o "nosotros", y hacer los cambios gramaticales que hagan falta.

1. COMO RESULTADO DE LIBERACIÓN DE LAS MALDICIONES


“Mediante el sacrificio de Jesús en la cruz, he salido de la maldición y he entrado en la bendición de Abraham, a quien Dios bendijo en todo.
Lo anterior basado en Gálatas 3:13-14
Si has recibido liberación de maldiciones que pesaban sobre su vida, también tienes que librar una batalla constante para mantenerte viviendo lo que dijiste. Aquí una proclama que te ayudara y que creyendo lo que proclamas, alejas aún más los efectos de las maldiciones y nos acercamos a la bendición que es nuestra herencia.

2. CUANDO NOS PERCATAMOS DE LAS FUERZAS NEGATIVAS DIRIGIDAS CONTRA NOSOTROS, tanto de los siervos de Satanás como de las frases engendradas en el alma de los cristianos


Ninguna arma forjada contra mí prosperará, y condenaré toda lengua que se levante en juicio contra mí. Esta es mi herencia [mi derecho de herencia] como siervo del Señor; y mi justicia viene de ti, oh Señor.
Basado en Isaías 54:17
Hay dos puntos importantes que señalar con relación a esta proclama. Primero, no pedimos a Dios que condene cualquier lengua que hable contra nosotros. Dios nos ha dado la autoridad para hacerlo nosotros mismos, y él espera que nosotros la ejerzamos. Segundo, nuestro derecho para ejercer esta autoridad depende de que no estemos actuando motivados por nuestra propia justicia, sino porque la justicia de Dios nos es concedida en base a nuestra fe. Está claro que esto procede del intercambio de Cristo Jesús, en la cruz, quien fue hecho pecado con nuestra pecaminosidad para que nosotros pudiéramos ser justos con su justicia.

Pero Dios requiere de nosotros más que el sólo devolver las palabras malignas pronunciadas contra nosotros. Después de hacerlo, nos ordena que perdonemos a quienes pretenden dañamos. Finalmente, espera que nosotros salgamos de lo negativo y entremos en lo positivo: que respondamos a una maldición con una bendición.
Bendecir a quienes nos maldicen, así como perdonar a quienes nos hacen daño, no espera en nuestras emociones. Proviene de una firme decisión de nuestra voluntad, hecha en obediencia a la palabra de Dios. He aquí frases adecuadas que comprenden tanto el perdón como la bendición:
Señor, perdono a todos los que han hablado mal contra mí, y después de perdonarlos, los bendigo en tu nombre.
En total, necesitamos seguir tres pasos sucesivos cuando respondemos a quienes nos maldicen.
Primero, condenamos la lengua que ha proferido la maldición.
Segundo, perdonamos a la persona de quien procedió la maldición.
Tercero, pedimos a Dios que bendiga a la persona.
Con estos tres pasos, podemos disipar cualquier oscuridad o pesadez espiritual que una maldición haya traído sobre nosotros.

3. CUANDO SENTIMOS LA PRESIÓN DEL PECADO O LA CULPA O LA FALTA DE MÉRITOS QUE VUELVEN DEL PASADO A PERSEGUIRNOS


Yo estoy en Cristo, y por lo tanto soy una nueva criatura. Todas las cosas viejas pasaron. Todo en mi vida está hecho nuevo, y todo es de Dios.
Basado en 2 Corintios 5:17-18


4. CUANDO NOS SENTIMOS OPRIMIDOS POR LA DESESPERANZA Y POR SOMBRÍOS PRESAGIOS DE MUERTE


No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de Jehová. Salmo 118:17
Por supuesto, esto no significa "No moriré nunca" sino sólo "No moriré antes del tiempo señalado por Dios. No permitiré que Satanás me asesine". Proclamado con fe y comprensión, este versículo puede librar y proteger a quienes asedia un espíritu de muerte. Puede usarse para revocar las palabras negativas por medio de las cuales las personas se exponen a sí mismas a ese espíritu.

5. CUANDO NOS ATAQUEN ENFERMEDADES O DOLENCIAS FÍSICAS





Jesús llevó mis pecados en su cuerpo sobre el madero, para que yo, habiendo muerto a los pecados, viva para justicia; y por cuya herida fui sanado.
Basado en 1Pedro2:24

También he preparado la siguiente proclama, que combina verdades de diferentes escrituras:
Mi cuerpo es un templo del Espíritu Santo, redimido, limpiado y santificado por la sangre de Jesús. Mis miembros -las partes de mi cuerpo- son instrumentos de justicia, presentados a Dios para servirlo y glorificarlo. El diablo no tiene lugar en mí, ni poder sobre mí, ni reclamos pendientes contra mí. Todo ha sido resuelto por la sangre de Jesús. Yo derroto a Satanás por la sangre del Cordero y por la palabra de mi testimonio, y no amo mi vida hasta la muerte. Mi cuerpo es para el Señor, y el Señor es para mi cuerpo.
Basado en 1 Corintios 6:19; Efesios 1:7; 1 Juan 1:7; Hebreos 13:12; Romanos 6: 13; 8:33-34; Apocalipsis 12:11; 1 Corintios 6:13
Alguien pudiera preguntar: ¿Seré sincero haciendo semejantes proclamaciones, cuando veo en mi cuerpo las evidencias de la enfermedad, o cuando siento en mi alma las oposiciones del pecado? La respuesta depende de su punto de vista. Si se está viendo a sí mismo en su condición natural, entonces no es sincero. Pero si se está viendo como Dios lo ve en Cristo, entonces tiene derecho de hacer semejante proclamación.
¿Y si alguien dice y hace todo correctamente, pero de todos modos no aparecen los resultados prometidos? (que rara vez sucede), En Deuteronomio 29:29 puede encontrar una respuesta en las palabras de Moisés:
Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Si Dios retiene una respuesta, es más importante para nosotros confiar que entender.
No podemos permitir que nuestra preocupación por las cosas secretas nos impida creer y obedecer las cosas reveladas.

6. CUANDO SATANÁS ATACA UNA DIMENSIÓN DE LA QUE DIOS NOS HA HECHO RESPONSABLES: nuestro hogar, nuestra familia, nuestros negocios, nuestro ministerio, etcétera.


Hierro y bronce serán nuestros cerrojos, y como nuestros días serán nuestras fuerzas. No hay como el Dios de Jesurún, quien cabalga sobre los cielos para ayudarnos, y sobre las nubes con su grandeza. El eterno Dios es nuestro refugio, y acá abajo los brazos eternos; él echó de delante de nosotros al enemigo, y dijo: ¡Destruye!
Basado en Deuteronomio 33:25-27


7. CUANDO DESPERTAMOS A LA REALIDAD DE QUE LA MENTE ES UN CAMPO DE BATALLA en el cual las mentiras de Satanás están en guerra con las verdades de la palabra de Dios


Las armas de mi milicia son poderosas en Dios. Con ellas derribo fortalezas que Satanás ha levantado en mi mente. Llevo cautivos todos mis pensamientos a la obediencia en Cristo. Tres de mis más poderosas armas son la proclamación, la acción de gracias y la alabanza.
Basado en 2 Corintios 10:3-5
Es importante recordar, sin embargo, que nuestros "enemigos" en la vida cristiana no son nuestros semejantes. Nuestros enemigos son las fuerzas espirituales dirigidas contra nosotros desde el reino de Satanás. En Efesios 6:12 Pablo deja esto bien claro:
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
En esta extraña clase de guerra a la que Dios nos ha llamado, las normas para medir son diferentes de las que usamos en el mundo de los sentidos. Medido en la escala espiritual, perdonar es más fuerte que resentir; bendecir es más potente que maldecir; dar gracias es más poderoso que quejarse; alabar es más pujante que acusar; y amar es más arrollador que odiar.

8. CUANDO ME ENFRENTO A UNA TAREA DEMASIADO GRANDE PARA MÍ


Todo lo puedo en Cristo que me fortalece adentro.
Basado en Filipenses 4:13

9. CUANDO MI PROPIA FUERZA FALLA O ES INSUFICIENTE


El poder de Dios se perfecciona en mis debilidades, por tanto cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Basado en 2 Corintios 12:9-10

10. EN EL EJERCICIO DE NUESTRA FE POR NECESIDADES ECONÓMICAS


Dios es poderoso para hacer que abunde en nosotros toda gracia a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundemos para toda buena obra.
Basado en 2 Corintios 9:8

11. CUANDO NOS ASALTA EL MIEDO


Dios no me ha dado espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Basado en 2 Timoteo 1:7
En el nombre de Jesús me someto a Dios y resisto el espíritu de temor. Por lo tanto tiene que huir de mí.
Basado en Santiago 4:7

Las escrituras anteriores son sólo algunos ejemplos. No hay límite para el número de proclamas bíblicas que podemos hacer. Cada uno de nosotros tiene que apoyarse en el Espíritu Santo para guiarlo a las que mejor se apliquen a su situación en particular.
Ya no nos limitamos a leer una escritura y seguir adelante. En vez de eso, pasamos por tres etapas sucesivas.

Primera, pedimos al Espíritu Santo que nos dirija a las escrituras especialmente apropiadas para nosotros.
Segunda, la fijamos firmemente en nuestra mente.
Tercera, proclamándolas, liberamos su poder en las dimensiones de nuestra vida donde las necesitamos.

Nuestra proclamación es sólo una manera eficaz de expresar la fe que tenemos en Dios.
Así que ahora, cuando vuelva su rostro hacia la tierra de las bendiciones de Dios, reciba la exhortación que Josué recibió tres veces:
"¡ESFUÉRZATE Y SÉ VALIENTE!"




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