1. DEBO ALEJARME.
Lo primero que debes hacer si quieres oír a Dios hablarte, es alejarte, retirarte. Es decir, vete solo a algún lugar silencioso. Habacuc dice: “Me subiré a la torre de vigilancia”. Esa es una expresión hebrea que significa: me voy solo, me voy sin nadie, voy a eliminar las distracciones exteriores para poder oír a Dios hablar. Búscate un lugar silencioso.
En el mundo actual eso a veces se hace difícil, sobre todo para las madres de niños que no van a la escuela todavía. Susanna Wesley, que era madre de 18 hijos. Dos de sus hijos, Charles y John, moldearon la Inglaterra de esa época. Charles Wesley escribió varios centenares de canciones e himnos que aun hoy se cantan en las iglesias. John Wesley fue el fundador de la denominación Metodista. Ambos produjeron un profundo impacto. ¿Cómo hacía Susanna Wesley, con 18 niños, para encontrar un lugar silencioso para orar? Esta era su solución:
Todas las tardes se sentaba en la sala y se ponía el delantal sobre la cabeza. Los niños sabían que cuando su madre estaba en su silla meciéndose con el delantal sobre la cabeza, no había que molestarla. ¡Querer es poder! Búscate un lugar donde puedas estar en silencio y estar a solas con Dios y puedas oírle.
Una de las razones por las que no escuchas a Dios hablarte más a menudo es porque hay mucho ruido a tu alrededor. El radio siempre está encendido, la TV siempre está encendida, el fax siempre está encendido, tu localizador siempre está encendido, caminas escuchando música con auriculares: hay mucho ruido a tu alrededor, por lo tanto no puedes escuchar la pequeña, suave voz de Dios.
El primer paso es que te alejes, que te retires y te vayas solo. Vete a solas a un lugar silencioso. Lucas 5:16 dice: “Con frecuencia él [Jesús] se retiraba a lugares solitarios y oraba”. Jesús llevaba una vida muy activa, sin embargo dice que a pesar de eso Él se alejaba a menudo. Lo convirtió en un hábito. Si Él tenía que hacerlo, cuánto más nosotros.
Necesitamos alejarnos de las distracciones, necesitamos descolgar el teléfono, de otro modo te llamarán cuando estás orando. Vete solo, elimina toda distracción exterior posible. Si eso fuera todo lo necesario para que escuches a Dios, sería bien fácil. Sería cuestión de irse a solas, y escucharías a Dios cada vez que lo hicieras. Pero DESPUÉS de irte a un lugar silencioso, debes ponerte en calma, poner en calma tu mente y tus emociones. Eso te lleva al segundo paso.
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