martes, 3 de enero de 2017

MANERAS DE DIOS PARA HABLARNOS (SEGUNDA PARTE DE TRES)



3. DIOS HABLA POR MEDIO DE IDEAS.

Dios pone ideas en nuestras mentes. Cuando Dios pone una idea en tu mente, decimos que es una “inspiración”. “Me sentí inspirado. Me vino una idea original, creativa”. ¿De dónde te parece que vino esa idea creativa? ¡Vino del Creador! Dios es el Creador. En tus momentos de creatividad es cuando más te pareces a Dios. Fuimos hechos a imagen de Dios. Dios es el Creador, y los seres humanos tienen la capacidad de ser creativos. Cuando Dios te pone una idea en la mente, decimos que es una inspiración. Cuando el diablo pone una idea en tu mente, decimos que es una tentación. Así que, Dios trata de hablarte.

Juan 14:26 (BAD) dice: “. . .el Espíritu Santo . . . les enseñará muchas cosas y les recordará todo lo que les he dicho”. “Les recordará” significa que nos inspira, nos da ideas, nos da “corazonadas”, nos pone sentimientos fuertes. Dios hace eso a menudo. Algunas de las ideas más sobresalientes no fueron tuyas, vinieron de Dios. Fue Dios quien te las dio. Una idea sobresaliente que tuviera que ver con los negocios, con la familia, con una relación, con finanzas, ¿de dónde te parece que vinieron algunas de esas ideas? De Dios, que te ama, que cuida de ti, que tiene un interés enorme en todos los detalles de tu vida. Tú no creías que vinieron de Dios porque fue todo tan natural. Fuiste hecho para que puedas recibir ideas que vienen de Dios.
Es Dios quien te da las ideas de muchas de las cosas que tú creas, diseñas, inventas. Al igual que yo, tú tampoco eres tan listo.

Hay dos extremos que uno debe evitar al pensar en la inspiración: uno es el racionalista, y el otro es el místico.




El racionalista niega que Dios jamás le hable a nuestra mente. Dice que Dios solamente habla por medio de la Biblia y que nunca te da ninguna idea.

El místico piensa que cada inspiración o idea que recibe viene de Dios. Es obvio que esto es un error también.

Ambos extremos me dan lástima. El racionalista que dice: “Dios nunca me da ideas”, se pierde gran parte del consejo de Dios, del consuelo de Dios, del cuidado de Dios, del interés de Dios por nosotros, de los desafíos de Dios y de Su guía por caminos de vida. Se pierden todo eso. Por otro lado, el místico que cree que cada inspiración que recibe viene de Dios, tiende a cometer muchas tonterías y se pone en situaciones que lo avergüenzan. Dice: “Dios me dijo que haga tal cosa”, y después se va a la bancarrota. ¿Qué sucedió? Es que no escuchó a Dios.

Ambos extremos están equivocados.
Job 33:14 dice: “Dios habla repetidamente, en sueños, en visiones nocturnas, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres mientras yacen en sus lechos. En tales ocasiones Dios les abre los oídos y les da sabiduría e instrucción”. Noten que dice que a veces Dios habla en sueños y en visiones. ¿Por qué? ¿Por qué querrá Dios hablarnos mientras dormimos? Porque estamos relajados, no distraídos, nuestras defensas están bajas en ese momento. Dios habla por medio de sueños y visiones.

La mejor forma de hacer esto es hacerle una pregunta a Dios al irte a dormir. A menudo yo le digo: “Dios, ¿qué quieres que yo haga respecto a esta situación con . . . ” Le pregunto eso y luego me voy a dormir. Le digo: “Dios, si deseas decírmelo, bien. Si no, no hay problema”. Muchas veces no recibo absolutamente ninguna respuesta, pero otras sí. Depende de Dios.

Dios no te habla en la mayoría de los sueños que tienes. No todo lo que sueñas viene de Dios. Y también Satanás te puede hablar. Satanás puede poner ideas en tu mente. No todas las ideas que te vienen a la mente son de Dios.

Advertencia: Siempre debes someter las ideas a prueba. Nunca tomes una decisión basado solamente en una idea. Debes ponerla a prueba. Siempre deben estar de acuerdo con lo que dice la Biblia. Si alguna vez sientes una inspiración que es contraria a lo que Dios dice en la Biblia, te garantizo que no proviene de Dios. Dios nunca contradice lo que Él ya dijo. No te va a dar una inspiración que sea contraria a lo que hay en la Biblia.
Cuando no haces lo que dice la Biblia, no es a Dios a quien estás dañando. Es por tu propio bien que debes obedecer.

4. DIOS HABLA A TRAVÉS DEL DOLOR.

¿Has tenido una experiencia de este tipo? No cambiamos cuando vemos la luz; cambiamos cuando vemos que las cosas se ponen candentes. A nadie realmente le gusta cambiar y tenemos temor de cómo nos afectará. Le tememos al cambio y no cambiamos hasta que el dolor es mayor que el temor al cambio. Cambiamos una vez que el dolor es mayor que el temor. Dios tiene tanto interés en hablarte y en tener una relación personal contigo, y en amarte y que lo ames, y que le puedas hablar acerca de todo, que Él aun recurre a esto para captar tu atención.

Proverbios 20:30 dice: “El castigo que duele echa el mal del corazón” Todos sabemos eso por experiencia. Dios no te habla en todos los dolores que experimentas. No cualquier dolorcito, daño, sufrimiento, viene de Dios. Pero en parte, sí. Y Dios a menudo debe usar el dolor para desacelerarnos y captar nuestra atención.

Hay algunas lecciones que sólo las aprendemos a través del dolor.
“Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra...Me hizo bien haber sido afligido, porque así llegué a conocer tus decretos”. El dolor capta nuestra atención. Es el audífono que nos da Dios. Cuando experimentamos placer, Dios nos susurra al oído, pero cuando experimentamos dolor, nos habla en voz alta. El dolor es el megáfono de Dios. Cuando experimentas dolor Dios te está diciendo: “¡Oye! ¡Hay alguien aquí que te quiere ayudar! Puedes contar conmigo. Te puedo ayudar en estos momentos difíciles que estás pasando, siempre y cuando me dejes hacerlo”. A menudo, el dolor es el medio que usa Dios para captar tu atención.

Esa es la misión de esta iglesia, enseñarle a la gente a oír a Dios hablar. Cuando de verdad oyes a Dios hablar a tu corazón, experimentas un cambio. Nadie puede cambiar tanto en cuatro meses a menos que Jesucristo esté en su vida. Nadie puede cambiar tanto, hacer un giro tan radical para bien, a menos que tenga adentro un poder mayor para hacerlo y para comenzar una relación con Jesucristo.



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