lunes, 24 de octubre de 2016

LA PRUEBA MÁXIMA DEL AMOR


Hoy miraremos lo que creo que es la prueba máxima del amor. La prueba máxima del amor es cuando alguien lo hiere. ¿Cómo responde? ¿Le guarda rencor? ¿Se pone resentido? ¿Se llena de amargura? ¿Qué hace usted cuando alguien lo hiere?

Un tipo dijo, "Cuando mi esposa y yo nos peleamos, se pone histórica." El otro tipo le dijo, "Quieres decir histérica." "No, histórica. Me dice todo lo que he hecho mal desde que nos casamos."

Existen muchas ideas incorrectas acerca del perdón. La mayoría de la gente tiene totalmente malentendido lo que es el perdón verdadero. No lo entienden del todo. Existen muchos mitos, muchos malos entendidos. Existen muchas ideas erróneas acerca del perdón, y hoy vamos a ver de qué se trata. Porque perdonar ha sido diluido. Ha sido abusado. Ha sido abaratado. Hoy hablaremos acerca de qué es el perdón verdadero. Y antes de que hablemos acerca de qué es, tenemos que hablar primero acerca de lo que no es.
La Biblia nos dice en 1 Corintios 13: 5, "El amor no mantiene una lista de las ofensas que otros cometen."

1. EL PERDÓN NO ES CONDICIONAL.





El perdón verdadero es incondicional. No es ganado. No es merecido. No es negociado. No es pagado. No está basado en una promesa de que nunca se lo volverán a hacer. Si usted le dice a alguien "Te perdono si..." eso no es perdonar. Eso se llama negociar. "Te perdono si..." no es perdonar del todo. El perdón verdadero es incondicional.
Jesús oró en la cruz: "Padre, perdónalos porque no saben lo que están haciendo." El perdón genuino es incondicional. El perdón se ofrece aunque jamás lo pidan.

2. PERDONAR NO ES MINIMIZAR LA SERIEDAD DE LA OFENSA.


No es decir, "No es gran cosa." O, "No pasó nada. Ni siquiera me dolió." O si alguien trata de pedir perdón, usted dice, "No se preocupe. No es gran cosa. No me dolió." Eso no es perdonar.

Imagínese que SE le dijera a las FARC o a ISIS, "No es gran cosa. Olvídalo." Eso no es perdonar. Eso se llama locura. Eso no es perdonar.

Necesita entender la diferencia entre ser herido y ofenderse. Estas son dos cosas muy diferentes. Ofenderse es algo accidental, alguien lo ofende a usted accidentalmente. Ser herido es cuando intencionalmente lo quieren herir o lastimar. Son muy diferentes. Cuando se ofende, no se necesita perdonar. A usted le ofenden sin querer todo el tiempo. Usted solo necesita paciencia y la aceptación de eso. Pero cuando es herido, cuando otra gente lo hiere, eso requiere el perdón. Hay una gran diferencia.

3. PERDONAR NO ES RESTABLECER UNA RELACIÓN SIN CAMBIOS POSITIVOS.


Este es un concepto muy malentendido acerca del perdón. PERDONAR NO ES LO MISMO QUE RESTAURAR UNA RELACIÓN. Algunos de ustedes tienen miedo de perdonar porque temen que tendrán que regresar con esa persona. Y tendrán que ser su mejor amigo otra vez o que tendrán que casarse otra vez con ellos o algo así. No, la Biblia nos enseña que la restauración de sus relaciones y el perdón son dos cosas diferentes. Perdonar es instantáneo. La confianza tiene que ser restablecida sobre un largo período de tiempo. El perdón se encarga del daño hecho. Deja ir a la persona sin castigo. Usted la deja ir -sin ninguna deuda emocional. Pero eso no garantiza que la relación será restaurada. Estos son dos asuntos diferentes.

Sólo perdonar es su parte en la reconciliación, usted perdona al ofensor que le hirió. Pero para que una relación sea restaurada, el ofensor tiene que hacer tres cosas que no tienen nada que ver con el perdón.

UNO, el ofensor tiene que demostrar un arrepentimiento genuino. Tiene que demostrar que genuinamente lo siente antes de que la relación pueda ser restablecida. Y el arrepentimiento genuino significa que el ofensor tiene que mostrar cambios positivos en su estilo de vida.

DOS, el ofensor tiene que hacer una restitución por el daño hecho cuando sea posible.

TRES, el ofensor tiene que ganarse su confianza probando que con el tiempo ha cambiado.

Estas son cosas totalmente diferentes al perdón. Si alguien repetidamente lo hiere una y otra vez -digamos alguien en su familia o en el trabajo o alguien que fue su amigo o alguien con quien estuvo casado- alguien que repetidamente le lastima una y otra vez. USTED ESTÁ OBLIGADA POR DIOS A PERDONAR A ESA PERSONA UNA Y OTRA VEZ. PERO NO ESTÁ NI OBLIGADA A CONFIAR EN ESA PERSONA NI A INSTANTÁNEAMENTE RESTAURAR LA RELACIÓN.

¿Entiende la diferencia entre la confianza y el perdón? Se necesita más que perdonar para reconciliarse en una relación. Se necesita la confianza. Y la confianza se restablece con el tiempo. Y si le dicen, "¡Espera un tantito! Me has perdonado. ¿No podemos regresar a como todo era antes?" No. La confianza tiene que ser restablecida.

4. PERDONAR NO ES OLVIDAR LO QUE PASÓ.


La Biblia dice que perdonar no es olvidar lo que pasó. Algunos de ustedes temen perdonar a alguien que los hirió en el pasado porque no quieren olvidarlo.
En primer lugar, es imposible olvidar algo. Cuando está tratando de olvidar algo, ¿en qué se está enfocando? En la misma cosa que quiere olvidar. Y cualquier cosa en la que se enfoque, tendrá la tendencia a moverse en esa dirección.

El hecho es que su cerebro retiene todas las memorias de su pasado. Los doctores, los neurocirujanos, los científicos saben que si fueran a abrir su cerebro y tomaran un instrumento y estimularan cierta parte de su cerebro, que pueden hacerle recordar toda memoria que haya tenido a todo color. Su cerebro no se olvida de nada. La memoria puede ser reprimida debido a un trauma. Puede ser reprimida. Puede ser puesta en los lugares más recónditos de su mente. Pero su cerebro en realidad nunca se olvida de nada.

Ahora, sí quiero decirles que hay algo mejor que olvidar. Esto lo llevará a un nuevo nivel de madurez espiritual. Existe algo mejor que olvidar. Es recordar pero dándose cuenta cómo Dios puede sacar bien aún del mal. Usted no puede darle gracias a Dios por algo que ha olvidado. Puede darle gracias a Dios en algo que ha olvidado. Usted puede decirle a Dios, "Te doy gracias que aunque ocurrió ésta cosa horrible y me duele mucho, creo que puedes cambiarlo y usarlo para bien. Y que puedes usarme con gente en esa misma situación."

Ésta es la diferencia entre olvidar y dejar ir algo. Usted lo recuerda pero lo deja ir. La Biblia habla acerca de dejar ir el dolor, dejar ir la ofensa, dejar ir el resentimiento, dejar ir la amargura, de no aferrarse de estas cosas. Pero eso no es olvidar. Porque usted nunca va a olvidar. De hecho, mientras más doloroso haya sido algo que ocurrió en su pasado, es más probable que lo va a recordar.

Algunas personas piensan, "¿Cuándo llegaré a ese punto espiritualmente en el que olvido todas mis heridas?" Nunca llegará allí. La clave no es olvidar. La clave es aprender a verlas a través del lente de la gracia y a través del lente de la soberanía de Dios y a través del lente de cómo Dios puede transformar aún cosas malas en cosas buenas en su vida si confía en Él y aprende a responder correctamente. No es olvidarse de lo que pasó.

SI PERDONAR NO ES NINGUNA DE ESTAS COSAS, ¿QUÉ ES EL PERDÓN VERDADERO? EL PERDÓN VERDADERO ENVUELVE TRES PASOS.

1. RENUNCIO A MI DERECHO DE VENGARME.





El verdadero perdón es poner a un lado mi derecho a vengarme. Éste es el centro del perdón genuino. No busca cómo vengarse. La Biblia lo dice así en Romanos 12: 19, "Nunca tomen venganza. Dejen eso a Dios. Porque Él ha dicho que Él pagará a los que se lo merecen."

Usted puede decir, "Renunciar a mi derecho de desquitarme de alguien que me ha herido es injusto." Está en lo correcto. Es injusto. ¿Quién ha dicho que perdonar es justo? ¿Fue justo que Jesucristo perdonara todo el mal que ha hecho y que lo dejara ir libre y sin castigo? ¿Fue eso justo? No. Siempre queremos que se haga justicia cuando otros nos hieren y todos queremos el perdón de Dios por nuestras faltas. Y cuando otros reciben el perdón por sus faltas, Dios no es justo. Pero hacia nosotros no queremos que Dios sea justo, ¿qué no? Queremos que Dios nos sea favorable, que muestre su gracia a nosotros. La Biblia dice que renuncie a mi derecho a desquitarme.

La verdad es que la vida no es justa. Y perdonar no es justo. Es llamado gracia y Dios se la ha mostrado a usted. Pero la Biblia sí que dice esto. Un día, Dios tendrá la última palabra. Un día, Dios ajustará cuentas. Un día, Dios corregirá la injusticia. Un día, Dios balanceará el estado de cuentas. Por lo tanto, deje que Dios ajuste las cuentas. Usted perdone para que pueda tener paz en su corazón y continuar con su vida, y deje la parte de la justicia a Dios. ¿Quién puede hacer un mejor trabajo de justicia? ¿Quién puede hacer un mejor trabajo de ajustar cuentas? ¿Usted o Dios? ¿Quién tiene más maneras a su disposición de corregir injusticias, usted o Dios? El punto de partida es renunciar a mi derecho de vengarme.

Si no hace esto, caerá en la trampa de la amargura. El resentimiento y la amargura son herramientas inútiles. Son emociones inútiles. De hecho, los doctores nos dicen que son emociones muy dañinas. Se lo comerán vivo como un cáncer. Cuando se aferra al rencor, usted está permitiendo que la gente le siga hiriendo en su presente. Y eso no es ser inteligente. De hecho, es muy absurdo. Las personas de su pasado son pasado. No pueden continuar hiriéndole a menos que escoja seguir agarrándose de esa ofensa.
Usted renuncia a su derecho de vengarse. La Biblia dice esto en Hebreos 12, "Tengan cuidado que ninguno de ustedes falle responder a la gracia que Dios da. Porque si alguien falla, puede surgir muy fácilmente en él un espíritu de amargura el cual no solo es malo en sí mismo pero también puede envenenar las vidas de muchos otros." Y el resentimiento puede ser pasado de generación a generación a generación. Usted no es el único que se hace miserable cuando está amargado. Hace miserable también a todos aquellos a su alrededor. Es una emoción inútil. Renuncio a mi derecho de vengarme.

2. RESPONDO AL MAL CON EL BIEN.


La Biblia lo dice así en Lucas 6: 27-28, "Hagan el bien a aquellos que los odian, bendigan a aquellos que los maldicen y oren por aquellos que los maltratan." Ponga un círculo alrededor de los tres verbos -"hagan el bien," "bendigan," "oren." Esto es parte del perdón. Devolver el bien por el mal.

¿Cómo sabe cuándo es que ha perdonado genuinamente a alguien?

Cuando usted puede pedirle a Dios que lo bendiga. Cuando puede pedirle a Dios que bendiga la vida del que le hirió, sabe que lo ha perdonado genuinamente.

Usted también llega a entender las heridas de su ofensor. Usted comienza a ver sus heridas. La persona herida hiere a otras personas. Cuando una persona siente dolor adentro, se las desquita con otros.

Usted dice, "Pero usted no sabe cómo me han herido." No, no lo sé. Y lo siento mucho por cada herida en usted. PERO SÍ SÉ ESTO: USTED NUNCA VA PROGRESAR EN SU VIDA A MENOS QUE DEJE IR LA OFENSA. A MENOS QUE PERDONE Y LA DEJE IR. No se trata de olvidar. Pero de renunciar a mi derecho de desquitarme.

¿Cómo puedo hacer eso? Esto es posible solo de una manera. Tiene que llenarse del amor de Dios. Tiene que ser llenado con el amor de Jesucristo. Porque la Biblia dice, "El amor no mantiene una lista de las ofensas." Cuando mantengo una lista de ofensas, estoy mostrando mi falta de amor. Por otro lado, cuando dejo ir la ofensa y bendigo a los que me hieren entonces eso quiere decir que estoy lleno de amor. Usted no puede. Por eso es que necesita a Jesucristo. No hay manera que usted pueda tener esta clase de amor por su cuenta. Tiene que tener a Jesucristo dándole amor diariamente para perdonar.

3. REPITO ESTE PROCESO CUANTAS VECES SEA NECESARIO.


El perdón no es nunca, o es raras veces, algo que se hace sólo una vez. Raras veces es un acto que se hace sólo una vez. El perdón es algo que se hace continuamente una y otra vez. ¿Cuántas veces tengo que hacer esto? ¿Cuántas veces tengo que renunciar a mi derecho a vengarme? ¿Cuántas veces tengo que bendecirlos cuando me hacen el mal?

Hasta que pare el dolor. Hasta que deje de sentir el dolor de la herida. Y entonces es que sabrá que los ha perdonado. "Pedro le preguntó a Jesús, ' Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a alguien que peca contra mí? ¿Siete veces?' 'No,' Jesús le contestó. “Setenta veces siete”.

Cada vez que recuerde esa herida, usted elige con determinación decir en su mente, "Dios, me hirieron profundamente." No minimice la herida y no diga que no fue gran cosa. Fue gran cosa y por eso es que todavía lo recuerda. "Dios, me hirieron y todavía me duele. Pero escojo, porque quiero estar lleno de amor y no de resentimiento, escojo poner a un lado mi derecho de desquitármelas, de buscar venganza, que desearle el mal a ésa persona. Escojo bendecir al que me ha herido. Dios, te pido que bendigas su vida. No porque se lo merece. Porque no es así. Dios, yo no me merezco tu bendición. Pero te pido que le muestres tu gracia a como me la has mostrado a mí." Usted sigue haciendo esto hasta que sepa que ha dejado ir la ofensa.

No es siempre posible, no es siempre aconsejable, que físicamente se ponga en contacto con la persona que lo hirió. Usted no siempre tiene que ir a ésa persona. Las cosas pueden haber cambiado. Puede que la persona no haya tenido conciencia de que lo hirió. Puede que se haya casado otra vez. Tal vez empeoraría las cosas. Tal vez se cambió de domicilio y es imposible encontrarla. Puede que haya fallecido. Algunos de ustedes le tienen resentimiento a gente que ya ni siquiera vive. No es siempre aconsejable o posible contactar esa persona.

Una de las cosas que puede hacer es usar la técnica de la silla vacía. Pone una silla vacía enfrente de usted y se imagina a ésa persona sentada en ella y dice, "Dios, no sé dónde está y no sé si sería buena idea contactarla. Podría ser muy problemático. Pero en este momento, me estoy imaginando esa persona aquí. La perdono en el nombre de Jesucristo. Renuncio a mi derecho de vengarme. Dejo ir la ofensa. Te pido que me ayudes a querer que bendigas a ésa persona".

Estos pasos no son fáciles, pero con el poder de Dios puede hacerlos. Usted dice, "No me siento con ganas de perdonar." ¿Y quién se siente con ganas? Nadie jamás siente ganas de perdonar. Usted lo hace porque es lo correcto y porque quiere seguir viviendo su vida. Tenemos que mantenernos firmes en el Señor.

¿Cuál es el secreto del perdón genuino? Recuerdo cuánto he sido perdonado. Recuerde cuánto ha sido perdonado. Ese es el secreto. Recordar cuánto he sido perdonado por Dios. Recuerdo lo que le costó a Jesucristo perdonarme. Todas las cosas que he hecho. Yo no soy sin mancha. Yo no soy sin culpa. He ofendido y herido a mucha gente en mi vida. Y usted también.

Colosenses 3: 13 "Recuerden que el Señor los perdonó, por lo tanto, ustedes deben de perdonar a otros." Dios le ha perdonado, y por lo tanto Él quiere que usted perdone a aquellos que le han herido.

No tengo la menor duda que muchos de ustedes tienen dentro heridas profundas y dolorosas por las ofensas que han recibido de otra gente. Y desde lo más profundo de mi corazón, lo siento. Lo siento mucho. Cuando usted piensa acerca de esa traición, esa ofensa, ese rechazo o lo que sea que haya sido, parece que está ahora tan fresco como cuando pasó. Puede que haya sido hace meses, puede que haya sido hace años, pero usted todavía se está aferrando a esa ofensa. Simplemente con solo hablar acerca del tema, hace que surja una imagen en su mente. ¿Cómo va a hacer para seguir viviendo el resto de su vida? Sólo hay una manera. Perdonar. Es la única manera en la que usted va a poder vivir su vida a cómo debe y dejar atrás la ofensa. Perdonar. ¿Por qué debería de hacer eso? Cuando me han herido y ofendido tanto, ¿por qué debería de perdonarlos?

1º . Dios lo ha perdonado. Usted nunca tendrá que perdonar a nadie más de lo que usted ha sido perdonado por Dios.

2º . La amargura lo hace miserable. No funciona.

3º . El perdón es una doble vía y va a necesitar más perdón en el futuro.
Nosotros oramos en el Padrenuestro, "Perdona nuestras ofensas así como también perdonamos a los que nos ofenden." Perdónanos, de la misma manera que perdonamos a todos aquellos que nos han ofendido y herido. ¿Quiere usted de veras orar esto? Dios, quiero que me perdones lo mismo que he perdonado a otros.

Usted dice, "Pero yo nunca podría perdonar a ésa persona." Entonces espero que nunca peque. Porque el perdón es un puente de doble carril y no querrá quemar el puente que va a tener que cruzar para llegar al cielo. Hemos de perdonar a otros porque hemos sido perdonamos.

Tiene que dejar de aferrarse a la ofensa. No hay mejor tiempo para hacerlo que este momento.

Oración:


"Dios amado, sabes cómo he cargado la falta de perdón en mi corazón. Me he aferrado de las ofensas, las heridas y las memorias. Y, secretamente, he querido vengarme. Pero hoy quiero dejarlo ir todo. Quiero vivir tu plan para mi vida. A pesar de lo que siento, quiero hacer lo correcto. Hoy, en este momento, yo perdono a..._________________Yo renuncio mi derecho a vengarme de...________________________ Renuncio a mi derecho de vengarme. Te pido que trabajes en su vida. Y me comprometo a continuar perdonándola hasta que ya no sienta el deseo de buscar venganza y de desquitarme. Jesucristo, te pido que reemplaces mi herida con tu paz y que llenes mi vida con tu amor. En tu nombre de lo pido. Amen.




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