Los diccionarios definen el verbo guiar como “mover, conducir o empujar”. La verdad es que Todos tenemos algo que guía nuestras vidas.
Quizás lo que te guía en estos momentos sea un problema, un plazo o una exigencia. Puede que seas guiado por un mal recuerdo, un temor constante o una costumbre involuntaria. Hay cientos de circunstancias, razones y sentimientos que guían tu vida. A continuación te presento los cinco más comunes:
A MUCHOS LOS GUÍA LA CULPA
Se pasan toda la vida huyendo de sus errores y ocultando su vergüenza. Quienes cargan culpas son controlados por sus recuerdos. Permiten que su futuro sea controlado por su pasado. Sin darse cuenta, se castigan a sí mismos, saboteando sus propios logros.
Cuando Caín pecó, su culpa lo separó de la presencia de Dios, y el Señor le dijo: “en el mundo serás un fugitivo errante”. Eso describe hoy a la mayoría de la gente: va por la vida sin propósito alguno.
Somos el resultado de nuestro pasado, pero no tenemos que ser prisioneros del mismo.
El propósito de Dios no está sujeto a tu pasado. Él, que convirtió a un asesino llamado Moisés en un líder y a un cobarde llamado Gedeón en un héroe valiente, también puede hacer cosas increíbles con lo que te queda de vida. Dios es experto en dar borrón y cuenta nueva a la gente. La Biblia dice: “Feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo”. Rom. 4:8, Sal 32:2
Deja que el propósito de Dios guie tu vida, ya no más la culpa
A MUCHOS LOS GUÍA LA IRA Y EL RESENTIMIENTO.
Se aferran a heridas que nunca logran superar. En vez de sacarse el dolor por medio del perdón, lo repiten una y otra vez en sus mentes. Los que viven motivados por el resentimiento se “enclaustran” e interiorizan su ira; otros “estallan” y explotan ante los demás. Ambas reacciones son dañinas e inútiles.
El resentimiento siempre te daña más a ti que a la persona con la que estás resentido. Mientras la persona que te ofendió quizás olvide la ofensa y siga su vida, tú continúas hirviendo de dolor, perpetuando el pasado.
Escucha bien: Los que te hicieron daño en el pasado no pueden seguir haciéndotelo a menos que te aferres al dolor por medio del resentimiento. ¡Lo pasado, pasado está! Nada lo podrá cambiar. Te estás haciendo daño a ti mismo con tu amargura. Por tu propio bien, aprende de todo eso y libérate. La Biblia dice: “Entregarse a la amargura o a la pasión es una necedad que lleva a la muerte”.
A MUCHOS LOS GUÍA EL TEMOR.
Sus temores pueden ser el resultado de una experiencia traumática, de falsas expectativas, de haber sido criados en un hogar de disciplina rígida o incluso de una predisposición genética. Cualquiera que fuere la causa, las personas condicionadas por el temor pierden oportunidades porque temen aventurarse a emprender cosas. Van a lo seguro, evitando riesgos.
El temor es un tipo de cárcel que tú mismo te impones, impidiéndote llegar a ser lo que Dios desea que seas. Debes reaccionar contra eso con las armas de la fe y el amor. La Biblia dice: “La persona que ama no tiene miedo. Donde hay amor no hay temor. Al contrario, el verdadero amor quita el miedo. Si alguien tiene miedo de que Dios lo castigue, es porque no ha aprendido a amar”. 1jn 4:18
A MUCHOS LOS GUÍA EL MATERIALISMO.
El deseo de adquirir se convierte en la meta principal de sus vidas. Se basa en la idea equivocada de que cuanto más tengas serás más feliz, más importante y vivirás más seguro, pero los tres conceptos son erróneos. Las posesiones sólo proveen felicidad temporal. Como las cosas no cambian, tarde o temprano nos aburrimos de ellas, entonces queremos otras nuevas, más grandes y más modernas.
Un mito “Cuanto más tenga, más importante soy”. Cuánto valemos como personas y cuánto valemos por lo que tenemos no es lo mismo. No se puede determinar cuánto vales por las cosas que posees y Dios dice que ¡las cosas más valiosas en la vida no son los bienes que posees!
El mito más común respecto al dinero en que cuanto más tengas, más seguro estarás. No es así. Se pueden perder las riquezas por muchas razones que están fuera de tu control. La verdadera seguridad se fundamenta sólo en algo que no te pueden quitar: tu relación con Dios.
A MUCHOS LOS GUÍA LA NECESIDAD DE SER ACEPTADOS.
Permiten que las expectativas de sus padres, cónyuges, profesores o amistades controlen sus vidas. A otros los guía la presión de los amigos, preocupándose siempre por el “qué dirán”. Tristemente, aquellos que siguen al mundo, por lo general se pierden en él.
Alguien dijo: “Desconozco todas las claves del éxito, pero tratar de agradar a todo el mundo es una de las claves del fracaso”. Ser influenciado por la opinión de los demás te garantiza perder los propósitos de Dios para tu vida. Jesús dijo: “Nadie puede servir a dos señores”. 5
Sin embargo, a pesar de lo anterior, Dios te da un camino mejor, te da propósito, hace que tu vida tenga sentido.
BENEFICIOS DE UNA VIDA CON PROPÓSITO
Conocer tu propósito da sentido a tu vida. Fuimos creados para tener significado, la tragedia más grande no es morir, sino vivir sin propósito.
Conocer tu propósito enfoca tu vida. Esto hace que dirijas todo tu esfuerzo y tu energía a lo que es importante.
Conocer tu propósito estimula tu vida. Esta es la verdadera felicidad de la vida: ser usado para un propósito y poder reconocer la supremacía; ser una fuerza de la naturaleza en lugar de algo inconstante un saco de males y lamentos , siempre quejándose de que el mundo no se ha dado a la tarea de hacerlo a uno feliz.
Conocer tu propósito simplifica tu vida. Tu propósito se convierte en el patrón que usaras para evaluar qué cosas son esenciales y que cosas no. Formúlate esta pregunta: lo que voy a hacer me ayudara a cumplir los propósitos de Dios para mi vida
Conocer tu propósito te prepara para la eternidad. No fuiste puesto en la tierra para ser recordado sino para prepararte para la eternidad.
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