jueves, 27 de octubre de 2016

SEA AGRADECIDO (A)


El dar gracias es el volverse o devolverse con expresiones o acciones hacia quien nos ha hecho un favor, o nos ha brindado ayuda o nos ha hecho bien; también damos gracias a alguien que es firme en lo que dice, cuando nos promete algo, porque damos por sentado que esa persona cumplirá. cuando alguien nos obsequia algo, nos dirigimos hacia él con una sonrisa o un abrazo o con palabras de agradecimiento y mientras más valioso es el obsequio, el favor o la ayuda que recibimos, más grande es nuestro agradecimiento para quien nos lo da. Y son esas acciones y expresiones las que nos hacen ser agradecidos y la carencia de ellas nos hacen ser mal agradecidos. (Bendice, alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Sal. 103:1)

La biblia cuenta una historia que es muy conocida en el mundo entero y que nos enseña todo acerca de este tema Lucas 17:11-19
“Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado”

APRENDAMOS LO QUE ES DAR GRACIAS A DIOS Y EL PODER QUE DE ELLO SE DESPRENDE:

¡NO SE PUEDE CLAMAR MISERICORDIA, SI NO SE CREE!





Los hombres de la historia anterior, de lejos clamaron al Señor diciendo “ten misericordia de nosotros”. Esta frase “ten misericordia”, no es trillada, gastada, hueca, sino una expresión, una confesión de fe.
Uno no puede clamar misericordia, si no cree; lo malo que nos rodea hoy es que estamos llenos de dichos religiosos. El “amén” ya no es un “así sea”, sino un grito, una frase de cajón, una respuesta a un saludo; el “gloria a Dios” es un grito de cajón en medio de las canciones. Es triste decirlo pero Como que el lenguaje religioso está sustituyendo la fe que se lleva en el corazón.

¡NO ES DECIR QUE CREES!, ¡ES CREER!, ¡DAR GRACIAS ES UN ACTO DE FE EN DIOS!

Hay quienes les dices: “El Señor te va a bendecir”, y responden “lo recibo”, pero no lo hacen realmente. En vez de recibir, lo sustituyen por un realmente “querer recibir, o decir que reciben, como una fórmula “mágica””.

Así como no se puede ir a un juzgado a decir: “Yo siento que soy inocente”, eso no es efectivo delante del juez, allí se debe tener evidencias. Hay muchos religiosos que dicen: “Es que yo siento esto o aquello” no señores así no es, la religión tradicional ha hecho un gran mal al cristianismo y es hacer ver la biblia como un libro de religión, LA BIBLIA ES UN LIBRO LEGAL, UN LIBRO DE DERECHO, EL LIBRO DE DERECHO DEL REINO DE DIOS. No puedes ir a un juzgado a reclamar una herencia si no tienes los papeles, LAS EVIDENCIAS, de la misma forma no puedes aceptar o rechazar algo en el mundo de la fe, en lo espiritual, si no tiene sustento en la Palabra de dios, si no tiene fondo Bíblico.

1.- Debes decir: “Yo no puedo recibir esta enfermedad, porque en la Biblia dice que por sus llagas soy sano. Este es mi testamento y lo leo, aquí está mi herencia; a qué tengo o no derecho; qué tengo y que no tengo que hacer”.

2.- Muchos Creen que la Biblia es una especie de amuleto, pero no es así, hay que leerla, creer lo que dice y ponerlo en práctica. Algunos ponen excusas como “es que no la entiendo”. Pero algo tiene que entender. Dios la escribió para que la entiendas por su Espíritu Santo.

BASTA DE FRASES TRILLADAS, TENGAMOS FE Y CREAMOS SU PALABRA.

A Bartimeo uno de los tantos ciegos que fue sanado por Jesús, cuando quiso llamar la atención de Jesús, La gente lo callaba, pero él siguió gritando. Hasta que Jesús dijo: “Tráiganlo aquí”. Logró captar la atención de Jesús por la fe.

Veo a personas cristianas que se expresan de muchas formas, pero carecen de fondo. Solo emiten sonidos como queriendo que el genio de lámpara salga y conceda deseos “gloria a Dios, Santo, Amén”, pero en las oficinas no trabajan bien, no entregan las cosas que les prestan, no hacen lo que el jefe pide. Eso no da gloria a Dios.


Versículo 14: “Cuando Jesús los vio, dijo…” Entonces, CUANDO JESÚS VE ALGO, DICE ALGO.

En Marcos 2. Hay otra historia de cuatro amigos que trajeron a su amigo paralítico a la casa donde Jesús estaba enseñando, no pudieron entrar por la multitud, Pero no se rindieron y subieron al techo de la casa al paralítico y lo bajaron con un lazo.
Ellos no dijeron “no se puede, no es tu día, mucha cola, mejor regresemos, Dios no quiere”. No se basaron en las circunstancias.

La Biblia Dice que Jesús vio la incredulidad de los demás, pero al ver la fe de aquellos, le dijo: “Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa”.

NO TIENES QUE DECIRLE SOLAMENTE ALGO A JESÚS, TIENES QUE HACER ALGO PARA QUE EL LO VEA.
La biblia Dice: “Pide y se te dará; toca y se te abrirá; busca y hallarás”. Haz algo para que Jesús diga algo. La gente siempre espera que Dios haga algo para decir algo. “Al ver Jesús, dice algo. Voy hacer algo que demuestre mi fe para que Jesús diga algo y entonces, pase algo”.


Versículo 14. Cuando El los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes, y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.

CUANDO YO HAGO ALGO Y JESÚS DICE ALGO, ENTONCES PASA ALGO. No hay peor espiritual que el que no hace nada, es haragán en la carne y en el espíritu, es un gran vago en el Señor. Tal vez no logras hacerlo todo, pero haz tú parte, y Jesús hará la otra.
Los cuatro creían, porque no se quedaron en la puerta, sino que entraron. No dijeron: “Ah, no nos dejaron entrar”. Ellos tenían fe.
Lo que amarga a unos, hace crecer a otros; lo que hace que algunos se retiren, hace crecer a otros. No todo alrededor de Jesús o de la iglesia es bonito. Muchas de las cosas que pasan son para que crezcamos en fe. Dicen: “Es que nadie me llamó, nadie me visitó”. Pero antes tampoco, sólo te buscaban para tomar, para que los invitaras a comer.
¿Acaso no fueron los discípulos los que callaron a Bartimeo, los que no dejaron al paralítico entrar? Esto pasa para que crezcas al punto de tener la fe para lo que necesitas.


Versículo 15: Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, VOLVIÓ, GLORIFICANDO A DIOS a gran voz.
Sólo uno. Regresó y dio la gloria a Dios a gran voz. A él no le dio pena gritar, darle gracias, glorificar a Dios, y dice la Palabra que puso su rostro en tierra. El antes era leproso, tenía su piel dañada, en pedazos, deshecha, mal oliente; ahora la tenía limpia como la de un bebé.
¿Quién pone su rostro en tierra después que se lo han sanado? Sólo si lo haces para adorar a Dios. El no perdió su piel la primera vez por Dios, pero estaba dispuesto a perder la segunda por El, eso se llama gratitud.
Mucha gente sale de la quiebra por la Palabra, Cristo Jesús los saca adelante, pero no están dispuestos a perder nada de esa empresa que estaba perdida por su pecado, para ahora glorificar a Dios. El Señor los sanó, no estaban enfermos por El, sino por la vida que llevaban, pero ahora no están dispuestos a sacrificarse, ni en desvelar su cuerpo por la obra de Dios.





¿De cuánto nos ha sacado el Señor a nosotros?

¿Qué pensarías si fueras uno de los leprosos que va caminando y te ves limpio? “De nuevo voy a abrazar a mi familia, le daré un beso a mi hija, usaré mi cuerpo de nuevo, voy a volver a trabajar, la sociedad me va a aceptar”.

Pero el agradecido no piensa solo así. Cuando se vio limpio va mas allá, pudo haber pensado: “¿Qué me cuesta tardarme otro poco para llegar mi casa? Ya tendré más tiempo, pero a Jesús quién sabe si lo volveré a ver”. Y se postró en tierra, no le importó llenarse de tierra. Era un hombre agradecido.

Tu amigo(a) lector(a) has sido bendecidos por Dios. Tú eres de ese diez por ciento que regresa a agradecerle. Estoy seguro que ustedes no son los únicos bendecidos por Dios. De cada diez que Dios bendice, uno está agradecido con El, uno es capaz de ser un adorador.

¿Dónde está tu agradecimiento? ¿Dónde está el decir “muchas gracias”?. Has tomado tiempo para abrazar a tus hijos, darles un beso. Decir gracias por ellos, por papá, por mamá, por el sofá en que te sientas, por el bus, lo que tengas. En vez de criticar deberías dar gracias a Dios. Hay tantas cosas por las cuales dar gracias.

La gratitud es fe, la gratitud es profética.

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