miércoles, 26 de octubre de 2016

¡EL DIOS QUE SIEMPRE ESTÁ CONTIGO!


Quiero hablarles de cómo Dios nos da la victoria en los lugares bajos, en los valles de nuestra existencia.
1° Reyes 20: 1- 8

1. ÉL ES EL DIOS DE LOS VALLES


Ben-adad, rey de Siria, junto con otros 32 reyes, vinieron a sitiar la ciudad de Samaria, y le mando a decir al rey Acab (rey de Samaria) lo siguiente: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás. En otras palabras le está diciendo: He venido para quitarte todo lo que es precioso para ti, todo lo que te es muy importante.
Tus hijos, tu matrimonio, tus finanzas, y no solo eso, sino que también le dice: Además, mañana a estas horas enviaré yo a ti mis siervos, los cuales registrarán tu casa, y la casa de tus siervos; y tomarán y llevarán todo lo precioso que tengas. Ellos son un ejército poderoso, Samaria no tiene los recursos necesarios para defenderse, es obvio el parecido entre Ben-adad y Satanás, Satanás viene a nosotros con las mismas intenciones, nos quiere quitar todo lo que es precioso para nosotros. Nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestras finanzas, todo lo que consideramos importante,

la biblia dice: El vino para robar, para matar y para destruir, empieza diciendo: Quiero tu oro, tu dinero, luego dice, ahora quiero tu familia, además, agrega, quiero tu matrimonio y finalmente dice, quiero cualquier cosa que tú consideres precioso, tu salud, tus amistades, todo lo que te trae placer en esta vida.

Muchas veces nos encontramos en una situación similar, hay un conflicto, una guerra espiritual, un asedio en el que el enemigo quiere quitarnos nuestras finanzas, él quiere quitarnos nuestro oro y nuestra plata, él quiere dejarnos en la bancarrota, él quiere que vayamos por la vida como pordioseros, él quiere que estemos con la soga al cuello, con las cuentas sin pagar. Con presión que afecte el matrimonio y afecte la relación con los hijos, no es simplemente una batalla física, es una batalla en el plano espiritual.
Satanás quiere llevarse el placer del matrimonio y reducirlos a dos desconocidos que viven bajo el mismo techo, quiere quitar el placer de ver a los hijos crecer, quiere quitar el placer de compartir la niñez, la juventud de los hijos, que nos levantemos estresados por la mañana, que estemos tensos todo el día, que vivamos amargados, odiosos, insoportables, irritados.

Que triste un cristiano que ha perdido su dulzura, es salvo, pero satanás quiere que sea miserable, que se case, pero que sea miserable en el matrimonio, que tenga hijos, pero que no tenga placer en ellos, la Biblia me enseña que: En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. (Sal. 16:11) El enemigo tiene como meta quitarnos el gozo y las delicias que Dios nos quiere dar.

El rey Acab, obviamente, no está muy contento con estas demandas, un profeta es traído a su presencia y juntos establecen la estrategia que han de seguir para enfrentar a ese gran ejército enemigo, y estos hombres desesperados y en desigualdad numérica pelearon por sus familias, por sus finanzas, por sus hijos, por sus casas, por sus esposas, por su libertad, por su nación y Dios les dio una gran victoria, tanto es así que Ben-adad tuvo que huir para salvar la vida.





Un año después, Ben-adad vuelve a planificar la guerra contra Israel, sus consejeros le dijeron lo siguiente: Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido; pero si peleáremos con ellos en la llanura, los venceremos, en otras palabras, le dijeron: Su Dios es un Dios que le da la victoria solamente cuando están en la cima, cuando todo va bien, cuando están en las alturas. Pero si los podemos enfrentar en los llanos, en los valles, en los lugares bajos, su Dios no le dará la victoria, vamos contra ellos, pero esta vez no en los montes, sino en los valles.

El enemigo nos dice: Esta vez es diferente, esta vez, no lo lograrás, esta vez, Dios no ha de suplir, esta vez, el cáncer te ha de matar, esta vez tu cónyuge no ha de volver, esta vez tus hijos no han de salir adelante, esta vez es diferente que la otra vez, la otra vez te encontrabas en una mejor posición que ésta vez, esta vez estás en un valle y esta vez, Dios no ha de luchar por ti y no te ha de dar la victoria.

2. LO MEJOR QUE TE PUDO PASAR, FUE TENER ENEMIGOS


Así que, Ben-adad vuelve al ataque, forma su ejército y vuelve con la pretensión de destruir al pueblo de Dios, pero Dios dijo: No soy solo el Dios de los montes, soy también el Señor de los valles, nadie me ha de limitar.
No solamente he de defender y bendecir a mi pueblo cuando se halla en las alturas, cuando hay dinero, cuando todo va bien en casa, quiero que sepan que yo soy Dios aun cuando mi pueblo se encuentre en un valle, cuando no tienen mucho dinero, cuando las cosas no van tan bien como debiera, cuando los exámenes médicos son malos, ¡Yo sigo siendo su Dios! y la Biblia dice que entraron en batalla y en un solo día mataron a más de 100.000 soldados de a pie, cuando el ejército enemigo se escondió en la ciudad de Afec, el muro cayó y más de 27.000 soldados murieron en un instante y Ben-adad tuvo que implorar por su vida. ¡Llegó el tiempo, el enemigo implorara por su vida!

Si tú estás en un valle en este momento, pon tu mano sobre tu corazón, Dios ha de darte tú mayor victoria en el valle de tu vida, Tú necesitas a tus enemigos, Necesitas adversidad, necesitas tormentas y turbulencias, porque la adversidad te hará fuerte ¿No será que necesitamos nuestros enemigos? ¿No será que antes de que Dios nos pueda dar la victoria que buscamos, nos tiene que llevar a un valle en nuestras vidas?

Al final del día, nuestros enemigos son los que nos han de bendecir, nuestros enemigos son aquellos que nos han de alimentar, solo en presencia de nuestros enemigos El prepara la mesa abundante, los perdedores enfocan su mirada en lo que está pasando a su alrededor, pero los Vencedores enfocan su mirada pera donde están yendo.

La Biblia nos dice que Cristo: Por el gozo puesto delante de Él sufrió la muerte. (Heb. 12:2). El enfocó su mirada hacia donde estaba yendo y no hacia lo que le estaba sucediendo, cuando bajes al valle, recuerda que Él es el Señor de los valles, y cuando subas algún monte, también recuerda que Él es Dios de las altas cumbres, algunos de ustedes están ahora en el valle, Dios ha puesto este blog delante de sus ojos para que leas estas palabras.

Vamos a hablar de tres valles que se mencionan en la Biblia.


(II Samuel 5). El valle de Refaim, significa: Gigantes, los hijos de Anac eran los propietarios y habitantes de este valle, Anac y su descendencia eran gigantes, no era un gigante, sino que eran varios gigantes los que habitaban ese valle.
No es un solo problema gigantesco, sino que son varios problemas gigantescos, uno se ve tan pequeño en comparación a esos problemas, El enemigo no nos ataca por la condición presente en la que nos encontramos, él nos ataca por la profecía, la palabra que ha sido hablada sobre nuestra vida, la promesa de Dios sobre tu vida, tus finanzas, tu familia, tu futuro, cuando Dios da una visión, es algo poderoso, cuando nos da una visión, no nos muestra donde estamos, sino que nos muestra donde nos está llevando.

Nos olvidamos fácilmente de la visión cuando volvemos a nuestra realidad, Uno tiene que darse cuenta que la visión es mayor que la realidad actual, la visión nos muestra bendición en un momento de adversidad, prosperidad en un momento de aguda necesidad, paz en un momento de conflictos extremos, el segundo obstáculo es de la disponibilidad de recursos, lo que tienes a mano jamás es suficiente para cumplir con la visión que Dios nos da.
Vemos la visión, miramos nuestra cuenta, no hay los recursos necesarios, Dios nos ha de dar la provisión, no sé por qué decimos pro-visión, Dios nunca nos da la provisión antes que la visión, nos da una visión y luego, cuando empezamos a seguir esa visión, aparece la provisión, así que no se deje intimidar por la provisión actual, tiene que caminar por Fe y no por vista y vera a Dios moverse en su vida.

3. SERÁS MUDADO EN OTRA PERSONA


El obstáculo más grande que debemos enfrentar antes de llegar al cumplimiento de la unción en nuestras vidas, somos nosotros mismos en nuestra condición actual, hay un Alexander que es el del presente, el de hoy, y hay un Alexander del futuro, lo mismo sucede con cada uno de nosotros, cuando Dios nos muestra la visión, no nos muestra tal como estamos ahora, sino que mejor que lo que somos ahora.

El me muestra un Alexander mejor ¿debes tener una visión de un mejor tú? Ese es el de tu futuro, hay un tu presente y hay un tu futuro mejor para ti, la razón por la que nos muestra esa visión es para que entendamos que cuando pasamos por el valle de los gigantes y llegamos al otro lado, esa experiencia nos ha hecho mejor, nos ha transformado, nos ha cambiado, no somos los mismos.

Cuando Dios nos da una visión, no nos sentimos capaces de llevarla a su cumplimiento. No nos sentimos lo suficientemente fuertes, calificados, preparados para llevarla a su realidad, la visión siempre es mayor que uno, porque uno está considerando su estado presente, mientras que Dios está viéndonos como hemos de ser en el futuro y nos ha de llevar por el proceso para que cuando lleguemos al momento del cumplimiento de la visión, seamos capaces de manejarla.


(Ezequiel 37) nos muestra otro valle, este valle se llama: El valle de los huesos secos, este es el valle que representa el lugar de los sueños y visiones que han muerto, En medio de ese valle de sueños muertos, de visiones enterradas, Dios le dice que abra su boca y que comience a profetizar sobre esos huesos muertos, profetizar es verbalizar lo que Dios dice acerca de una situación en particular, son palabras dirigidas a esa situación, Dios no le dijo que hable a personas vivas, le dijo que hable a los huesos secos.

La diferencia entre un creyente en Cristo y uno que no lo es, es que el creyente ha aprendido a hablar a los huesos secos, ha aprendido hablar a lo muerto, ha aprendido hablar a ese matrimonio sin vida, a esas finanzas muertas, a ese ser querido que esté muerto en pecado, aprenda a abrir su boca y hablar a lo que está seco y muerto, hable la Palabra, ore la Palabra.
Matrimonio, no vas a morir, vivirás y declararás la palabra de Dios, lo que Dios ha unido, que ningún hombre lo separe, no diablo, no has de tener a mi hijo, no importa lo que uno está enfrentando, Dios tiene todo preparado para que seamos más que vencedores, tal vez usted se encuentre en este capítulo 37, nada resulta, todo es fracaso, todo lo que toca muere, hay aridez, nada de fertilidad.
Ese es el momento en que tiene que abrir su boca y comenzar a profetizar sobre esa situación, háblele a esos huesos secos, profetice, porque Dios ya ha establecido que hay victoria, victoria, victoria.


Hay un tercer valle: El valle de Baca, (Salmo 84:5,6) Bienaventurado (feliz) el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.
Dios nos tiene en un camino, en una trayectoria, en una dirección, estamos yendo hacia nuestro destino, para llegar al mismo, tendremos que atravesar el valle de lágrimas, es inevitable, hemos de pasar por este valle de lágrimas, siempre hay una noche de llanto, una noche que precede nuestro amanecer, Cristo lloró en varias ocasiones, en Hebreos leemos que Cristo intercedió y oró con llanto.

Cristo es el Señor de los valles, incluyendo el valle de lágrimas y usted no necesita quedarse allí para siempre. En (Lucas 17:6) Si tuvierais Fe como un grano de mostaza, podrías decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá. El sicomoro era un árbol que se identificaba con los melancólicos, era bajo ese árbol que los enamorados lloraban sus penas de amor, Cristo está diciendo: Si le dices a ese árbol que se identifica con tu llanto, desarráigate y plántate en el mar, será hecho, en otras palabras, tu Fe puede desarraigar ese llanto de tu vida ¿Estás llorando tu pasado, llorando por las cosas que te han sucedido?

Llorando porque tal persona te dejó, llorando porque las cosas no salieron tal cual tú pensabas que debían salir, llega el momento en que Dios quiere entrar en ese valle de lágrimas y desarraigar ese sicómoro, creo sin lugar a dudas que ahora es el día de tu gozo, el día que estabas esperando, un día mejor está llegando, deja de llorar, es hora de volver a vivir la vida plena.

¡Prepárate para ver a Dios como nunca antes lo viste, porque lo que viene es mejor de lo que tienes!, confía en Dios, acércate a él, recíbele en tu corazón y comienza una vida nueva de grandeza espiritual, de poder y propósito.




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