Todos encaramos batallas todos los días: financieras, espirituales, en el empleo; de todo tipo. Dios puso la historia de Josafat en la Biblia para ilustrar ciertos principios esenciales para salir victoriosos en los conflictos de la vida. A Josafat, rey de Israel, vino un amigo avisándole que tres naciones enemigas venían en su contra para pelear. Las probabilidades no eran muy optimistas porque eran tres naciones contra la nación Israel. Aquellas naciones eran los caobitas, los amonitas y los meunitas (2 Crónicas 20:1).
Primer principio para superar las batallas de la vida: IDENTIFIQUE AL ENEMIGO
Muchos sencillamente no saben quién es su enemigo. A menudo creemos que es otra persona que trata de quitarnos nuestro empleo o algún familiar, pero muchas veces el enemigo es nuestra propia actitud: No es tanto la situación lo que nos desalienta, sino la forma en que respondemos a ella. Antes de empezar a ganar nuestras batallas personales, tenemos que identificar a nuestro enemigo CON ACIERTO Y SINCERIDAD. Note cómo reaccionó Josafat (2 Crónicas 20:3) cuando escuchó que esas tres naciones venían en su contra: se alarmó. Esa es una reacción típica de todos nosotros. Cuando vemos un problema decimos: « ¿Qué me va a suceder? ¡Tengo miedo!» Es una reacción natural ante los problemas. Pero si nos desalentamos y nos rendimos o nos enojamos con Dios y le decimos: « ¿Por qué yo?» entonces el temor nos vence.
Segundo principio para superar las batallas de la vida: PRESÉNTESELO AL SEÑOR
(2 Crónicas 20:3-4). La oración debe ser la primera arma que usemos cuando nos enfrentemos a las batallas de la vida, y no la última. Usualmente, lo último que intentamos es orar, porque queremos resolverlo todo nosotros mismos. Acuérdese que Jesús tuvo las batallas más grandes de la vida, y así mismo oró. Josafat oró de esta manera: «Señor, yo sé que me has ayudado en el pasado. Sé que me puedes ayudar en el futuro. Así que por favor ayúdame ahora». Y continuó: «Por favor juzga a nuestros enemigos, porque no tenemos fuerzas para enfrentarnos a este vasto ejército que nos ataca. No sabemos qué hacer, pero nuestra mirada está puesta en ti» (v.6-12).
Tercer principio para superar las batallas de la vida: RECONOZCA SUS LIMITACIONES
Usted necesita decir: «Señor, tengo un problema, y necesito tu ayuda». Solo hay una clase de persona a la que Dios no ayuda, y esa es la que cree que no la necesita. La vida cristiana es una sobrenatural, y necesitamos el poder de Dios para vivirla. Vivimos la vida cristiana no «por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi [el] espíritu [de Dios]» (Zacarías 4:6). Necesitamos dejar que el Espíritu de Dios viva a través de nosotros.
Cuarto principio para superar las batallas de la vida: DEPENDA DE LOS RECURSOS DE DIOS
(2 Crónicas 20:12) Necesitamos poner nuestra mirada en el Señor. Demasiadas veces ponemos la mira en todo lo demás, en todo menos en aquel que puede resolver nuestros problemas. Las circunstancias son como un colchón: Si estamos encima, descansamos tranquilos, pero si estamos debajo, podemos asfixiarnos. Si mantenemos la mirada puesto en el Señor, permaneceremos encima de nuestras circunstancias.
Quinto principio para superar las batallas de la vida: DESCANSE EN FE
Fíjese cómo le contestó Dios la oración a Josafat: «No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes sino mía» (2 Crónicas 20:15).
Cuando tratamos de pelear las batallas de Dios con nuestras propias fuerzas, tenemos una derrota garantizada. Cuando recién nos convertimos tendemos a pensar así: «Dios, ni te imaginas el premio que te sacaste conmigo. Nosotros no apoyamos a Dios, él nos apoya a nosotros. Nosotros no tenemos a Dios en nuestras manos, él nos tiene a nosotros en las suyas. Dios trata de decirnos: «Descansa en fe y deja que actúe a través de ti».
Dos veces en el pasaje (2 Crónicas 20:15,17) Dios le ordenó a Josafat que no temiera. El rey pensó que tenía todas las razones para temer, en fin, las probabilidades eran de tres a uno en su contra, pero Dios dijo: «No temas». ¿Por qué? Porque Dios prometió pelear por él. ¿Acaso Dios ha perdido alguna batalla? No. Ni una. De manera que ya sabe quién va a ganar al final. Es como leer el último capítulo de una obra literaria para descubrir que todo va a terminar bien, y después regresar al libro y leerlo con calma. ¡Los problemas se reducen cuando uno se los entrega a Dios!
Fíjese qué más le dijo Dios a Josafat: «Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos» (2 Crónicas 20:17). ¿Qué significa estar quieto en su puesto cuando hay problema, cuando está peleando una batalla, cuando se encuentra en una crisis de la vida? Es una actitud mental de confianza silenciosa que dice: «Voy a confiar en Dios».
Hay algo que estoy aprendiendo poco a poco: No es la voluntad de Dios que yo huya de la situación difícil. Si decido huir, eso va a mover la situación un poco más atrás. Tal vez luzca un poco diferente pero será lo mismo. ¿Por qué? Porque Dios quiere enseñarme que él es suficiente para cualquier problema. ¿En qué podemos mantenernos firmes? Josafat dice que debemos tener fe en Dios nuestro Señor, y él nos sostendrá; debemos tener fe en sus profetas para conseguir el éxito. Primero, necesitamos mantenernos firmes con el carácter de Dios. Dios es fiel; podemos confiar en él; nunca nos fallará. Segundo, necesitamos mantenernos firmes en las Escrituras que nos dio a través de sus profetas, en otras palabras, la verdad de la Biblia. Ella es la Palabra de Dios, y necesitamos esperar con confianza silenciosa en sus promesas escritas.
Sexto principio para superar las batallas de la vida: AGRADEZCA A DIOS ANTICIPADAMENTE
El sexto principio para vencer las batallas de la vida es agradecer a Dios con anticipación. La historia de Josafat es fascinante porque, después de consultar al pueblo, asignó hombres que cantaran al Señor, que lo adoraran por su esplendor y santidad en lo que ellos iban delante del ejército (v. 21). ¡Imagínese! Hay dos montañas y un valle, y una gran batalla por desatarse en este. En una montaña se encuentran tres naciones enemigas esperando devastar a los judíos. En la otra montaña están los judíos liderados por Josafat. Él le dice al pueblo: «Este es el plan de Dios. Todos los que canten en el coro, los quiero en primera fila». Así que se van marchando a la batalla con el coro delante del ejército alabando a Dios. ¿Funcionó el plan de Dios? Sí. Las tres naciones enemigas se confundieron y terminaron matándose entre ellos. Lo único que tuvo que hacer el pueblo de Dios fue repartirse el botín. ¿Por qué escogió Dios hacerlo de esa manera? Como una lección visual para enseñarnos a alabarlo con fe aun antes de la victoria. La lección es que hay poder en el agradecimiento. Cada uno de nosotros puede decir: «Señor, sé que tengo problemas, pero te doy gracias anticipadamente porque no hay situación que no puedas resolver». Eso es verdadera fe, darle gracias a Dios con anticipación.
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